La naturaleza y el turismo siempre tuvieron una relación positiva y al mismo tiempo negativa. Por una parte el primero constituye uno de los elementos de explotación del segundo y por otra parte la presión turística que se ejercita en el territorio puede representar una amenaza para la supervivencia de ecosistemas naturales. El impacto del turismo en la naturaleza, como elementos naturales, puede llevarla a transformaciones, a procesos de adaptación y, en una visión pesimista, a su destrucción y desaparición, por ejemplo muchos paraísos naturales en Grecia fueron arruinados a causa del turismo de masa incontrolado de los años Setenta del siglo pasado. 

Las repercusiones causadas en la naturaleza por las actividades humanes como el turismo, empuja en primero lugar la naturaleza misma a adaptarse a las presiones que sufre, con resultados que pueden ser negativos para la industria turística, por ejemplo la desaparición del paisaje, y por eso la necesidad de buscar vías alternativas como un turismo sostenible.

Hoy el papel negativo jugado por el turismo sobre la naturaleza su puede ver por analogía si se considera la relación entre Covid-19 y el turismo, uno de los sectores más golpeados por la pandemia. La emergencia sanitaria representa un importante desafío para la industria turística que, como las especies estudiadas por Darwin, a través de un proceso de adaptación y de evolución tendrá que adaptarse a la nueva normalidad. La solución no será simple, sin embargo podrá constituir una nueva oportunidad de transformamiento y de mejoramiento del sector en una dirección más sostenible.