Al final de septiembre me fui con unos amigos a Menorca.
Pensaba que era un poco riesgoso ir a una isla del Mediterraneo al final de septiembre, que las temperaturas no iban a ser muy clementes. De hecho la semana antes de partir fue pésima: llovió todos los días. Afortunadamente, cuando llegamos ya había terminado de llover y había vuelto el sol y el calor.
Menorca me ha gustado mucho, también porque en septiembre no había muchos turistas, fue el periodo perfecto. Visitamos muchas playas con aguas cristalinas y arena blanca y otras con arena roja como si fuera un desierto.
No estaba en España desde el 2018 y no veía la ora de poder disfrutar de la alegría española, de su gente y de su cocina típica, comimos churros, ensaimadas, paella y sangría. Visitamos la Ciutadella, la ciudad más grande de la isla, vimos el atardecer al faro de Cavalleria, el punto más al norte de Menorca, y también vi, por primera vez en mi vida, una raya haciendo snorkeling.
Este viaje en septiembre fue una excelente idea para comenzar mi último año de universidad de la mejor manera.